Viajar es un aprendizaje de por vida
Me acuerdo de la primera vez que leí “el 73% de las mujeres consideran que viajar las hace más fuertes” en el blog de She’s Wanderful, Mi reacción de inmediato fue alzar los brazos en triunfadora y solté un “¡Síií!” bien fuerte. Para mí, viajar, ya sea cerca o lejos, es cuestión de meterme en un ambiente diferente y ver qué cosas aprendo. En cada viaje que hice, logré entender mejor quién soy cómo persona y lo importante que es dejar una huella en el mundo: Siempre encontré nuevas formas de mirar las cosas.
Cómo empezó mi recorrido como viajera
Durante muchos pero muchos años, laburé entre 10 y 12 horas diarias en el mundo corporativo para empresas re contra conocidas. Con el paso de los años, la cadena que me ataba a la oficina, cada vez se sentía más pesada. Siempre buscaba aprovechar las pocas vacaciones que tenía acomodando los viajes de negocio con los de placer.
Después, empecé a crear contenido sobre mis viajes y caí en cuenta de que cuanto más contenido creaba, más podía echar una mano y dar ánimo a otras personas, especialmente a las mujeres que me decían cosas como: “Wow, si Christine puede hacerlo, yo también”.
Hoy en día, como creadora de contenido a tiempo completo, hago el tipo de videos de viajes que a mí me habría gustado ver antes de viajar a algún lugar y no he dejado de dar vueltas por el mundo. Esto se convirtió en mi forma de vida. En las comunidades de creadores de contenido de viajes, como la de She’s Wanderful, me he dado cuenta de que es algo común que mis colegas me digan cosas como: “En ocho años, jamás me quedé más de tres semanas en un mismo lugar”.
Quiero seguir viajando porque quiero seguir aprendiendo
Algo que siempre me dejan los viajes es otra perspectiva. No importa cuánto viaje ni a qué lugares vaya (estén de moda o no), voy con la expectativa de que voy a aprender algo que cambie la forma en que percibo el mundo. Habiendo crecido en San Diego y pasado la mayor parte de mi vida en ciudades (como San Francisco y Nueva York), me di cuenta de que muchas de mis opiniones eran pura vivencia de esos tres lugares en los que estuve, nada más.
Una de las cosas que más me gusta hacer cuando viajo es quedarme viendo a la gente. Hace poco acampé en Etiopía y pasé toda la tarde sentada con la bicicleta en un campo abierto viendo cómo los lugareños bajaban al campamento, que estaba cerca de la fuente de agua a la que tardaban horas en llegar. Paraban y tocaban la carpa. No conocían el material. Se me quedaban viendo con curiosidad porque nunca habían visto a una persona como yo. Y ahí me quede viendo como una hora cómo recogían la caca de las vacas, la aplastaban en forma de tortitas y la quemaban para cocinar.
Cuando regresé a casa después de ese viaje y prendí la estufa, solo tuve que girar una perilla para hacerme un té con agua del grifo, y vi mi reflejo destellando en el microondas (que también podría haber usado para hacerme el té). Me di cuenta de lo parecida que era mi cara a la de la gente diversa que vive en esa ciudad.
Esa es solo una de las muchas cosas que se me ocurren después de viajar.
Planeación y seguridad
Así como la historia de arriba, la gente siempre quiere escuchar mis anécdotas de”viajes locos”, pero también me preguntan cuál es mi mejor consejo para armar un viaje.
¿Qué respondo?
Podríamos buscar miles de cosas para hacer, pero si viajamos con la mente abierta, vamos a encontrar un millón de cosas para hacer cuando estemos allí. Una de las cosas que siempre hago cuando viajo es lo que llamo “Wanderlost” ( algo así, en inglés, como un juego de palabras que sería “ansias de pasear y perderse”). Siempre me aseguro de reservar un tiempo en mi itinerario para salir sin rumbo y perderme por ahí. Nunca se sabe qué puede pasar, pero si nos abrimos a la aventura, sin duda la encontraremos.
Mucha gente me pregunta cuál es mi lugar favorito para pasear y perderme y, definitivamente, diría que Venecia (Italia). ¿Por qué? Hay muchísimas callecitas y pasadizos que te llevan a sorpresas: un canal, un bar de vinos, una iglesia pintoresca, un museo,una pastelería, un músico tocando el violín, lo que una quiera.
Estuve una semana sola paseando por Venecia y, lo que siempre hago es bajarme el mapa de Google con anticipación (en el caso de que no tenga conexión con una tarjeta SIM), por si me pierdo demasiado, así sé cómo resgresarme fácil y rápido.
Como mujer, también me preguntan por la seguridad porque suelo viajar con un grupo muy reducido: básicamente solo yo.
La seguridad siempre es prioritaria, aunque esté en un viaje relativamente aventurero. Algunos de mis momentos favoritos de 2021 fueron recorrer toda Etiopía en bicicleta donde no llegan los turistas, hacer esnórquel con mantarrayas mientras me hospedaba en una embarcación en las Maldivas o dedicarle una semana entera a intentar encontrar con drones la migración de tiburones de puntas negras. La seguridad es importantísima sobre todo porque soy mujer y porque la mayor parte del tiempo viajo sola.
Por ejemplo, suelo reservar hoteles en KAYAK, prestándole especial atención a las opiniones. Busco activamente comentarios sobre la seguridad y la ubicación de los alojamientos.
También hago cositas —algunas pueden parecer tontas— que me ayudan a estar más tranquila. Por ejemplo, siempre que ceno sola o me siento en un bar, acomodo la silla que tengo al lado, dejo la campera en el respaldar, pido agua en una copa de cóctel y coloco una servilleta encima para mi “acompañante” (que nunca llega.) ¿Me hacen comentarios molestos mientras como? En lo más mínimo.
Y, a continuación, te dejo el último consejo por si decidís pasear y perderte por ahí: jamás salgo a recorrer con auriculares (por seguridad y una experiencia que tuve, me gusta ser consciente de lo que pasa a mi alrededor), pero sí hago todo lo posible por hablar con extraños. Un objetivo que me puse en Año Nuevo hace diez años fue hablar con desconocidos como si los conociera de toda la vida. Por ejemplo, si te pedís un expreso en una cafetería local y le preguntás al barista qué hizo el fin de semana, terminás enterándote de datos interesantísimos cómo dónde comer la mejor pasta del lugar (el día que hice esa pregunta, esa noche comí pasta).
Ocho países después y una infinidad de ciudades a las que viajé sola… sigo ansiando que llegue mi próximo viaje sola e incentivo a otras mujeres a que hagan lo mismo. Me he sentido capaz de entender mejor quién soy como persona y la importancia que tengo para influir de manera positiva en el mundo.
El mundo es nuestro. Mis próximos viajes me van a llevar a… ¡momentitooo! Mi canal de viajes por algo se llama “Where in the World is CL” (¿Y ahora dónde está CL…?). La respuesta correcta es casi imposible de saber porque me gusta mantener a todos en vilo.
Christine Lozada crea contenido sobre viajes, vuela drones y tiene un pódcast. Hace videos imperdibles para ver antes de viajar a un lugar y ha ayudado a más de un millón y medio de personas a viajar de forma más inteligente. Tiene una certificación para volar drones y les ha enseñado a miles de personas a iniciarse rápida y fácilmente en el vuelo de drones. Viaja y vuela drones, pero también presenta el pódcast Everyday Badassery, donde cuenta inspiradoras anécdotas de viajes.
Las opiniones expresadas aquí son las de la autora y no necesariamente reflejan las opiniones de KAYAK Software Corporation, sus subsidiarias ni las de sus respectivas empresas matrices o afiliadas.